Alguien:- Pregunta genuina: ¿Es recuperable esta gente?
Yo:- Totalmente, el tema es el costo que estás dispuesto a pagar como sociedad. Como muestra de que todo es posible, te cito el caso de los 15 sicarios colombianos que viajaron a Israel hace unos años. Oriundos de Bello, la ciudad más violenta del mundo (1 por mil asesinatos por año) participaron de un programa de Descontaminación Humana. Volvieron como Voluntarios para la Paz y líderes positivos para sus comunidades. Conozco personalmente a quienes lo llevaron a cabo, Sergio Gryn (Rosarino-Israelí) y Eran Landau (Uruguayo-Israelí) entre otros, del Instituto Internacional de Liderazgo (ex-Mashav), que visité en mayo de 2008 y que hoy mismo está ofreciendo becas (al que le interese, deje un comentario en este post).
La primera etapa del proyecto es la formación del grupo, que se realiza en su totalidad en el país de origen. La condición para participar es ser líder que arrastra a otros jóvenes. El concepto es crear un grupo pluralista de líderes, tanto "positivos" como "negativos", es decir, 15 provenientes de entornos positivos y 15 de entornos negativos. Uno de los participantes llegó a Israel directamente de una cárcel colombiana. Antes de partir, todos suscriben una especie de contrato por el cual se comprometen a trabajar por sus comunidades tras su retorno a Colombia.
La segunda fase tiene lugar en Israel, y comprende no sólo clases y trabajos académicos, sino también la experiencia de vivir en grupo en intenso diálogo, en un país lejano y con una cultura diferente de la propia, en una sociedad pluralista, tolerante, productiva, imbuida de trascendente significado histórico, religioso y espiritual.
La tercera fase es la proyección comunitaria, en la cual los participantes asumen sus funciones de voluntarios de la paz, de agentes de cambio, de líderes que redefinen las perspectivas y los objetivos de los grupos que conducen. (...)
Estos chicos no conocen su ciudad, nunca salieron de sus cuatro cuadras. Traerlos a Israel es mostrarles la existencia de un mundo diferente. Paradójicamente, recién aquí son capaces de mantener un diálogo con el otro que vive a una cuadra de su casa. Nacho y Freddy son líderes de bandas rivales en Bello. Freddy lleva en su cuerpo una bala disparada por Nacho. Cuentan que la visita al Santo Sepulcro, en Jerusalén, les hizo algo. Les pasó frío por el cuerpo, una conmoción, un arrobamiento, como si hubieran nacido de nuevo. Decidieron hacer las paces entre ellos. Una paz pequeña, personal, vacilante aún, algo tentativa. "Soy un hombre de pocas palabras", dice Nacho en la clausura del curso. "Me honra ser amigo de Freddy. Me siento honrado por su amistad hacia mí". La paz grande, el "Shalom", está hecho de cientos de estas pequeñas paces.
4 comentarios:
Buen blog.
Entre al blog.
Hugo si estas en Cordoba comprame unos higos en conserva.
Y si no NO.
Emilio: Gracias! Suscribite :)
Andrés: Ya volví de Córdoba...
ya se
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