En el Diario Perfil de hoy salió una nota que aborda algunas de las problemáticas de la educación argentina y latinoamericana. Hay dos puntos que quiero destacar (para los que reciben la versión en su RSS Feeder -Google Reader, por ej.-, clic en el título para leer el resto):
UNO- Desde el 2001, la matrícula universitaria brasilera prácticamente se duplicó, creciendo más de un 97%. La explicación la da el ex ministro de Educación Andrés Delich: Brasil pegó un salto extraordinario en la década del 90 cuando se hizo un esfuerzo enorme por subir la cobertura del secundario: de un 15% en 1990 pasó a un 75% en 2002. “Esos chicos que terminaron la secundaria están ahora presionando en el nivel superior”.
El que sembró fue Fernando Henrique Cardoso, y 8 años después se van viendo los resultados. Como dijo el senador y ex Min. de Educación Daniel Filmus (no voy a entrecomillar porque no recuerdo la cita exacta): en Educación, la planificación es de a lustros como mínimo. Necesito más biotecnólogos, OK. ¿Cuántos años dura la carrera? ¿Cuántos profesores necesito formar y cuánto tiempo me va a llevar formarlos? Estamos hablando de planificar por lo menos de acá a 10 años.
En Apuntes Urbanos nos gusta la cosecha, pero más nos gusta la aburrida, costosa y nunca suficientemente bien ponderada siembra, y siempre que podamos, vamos a mostrar y aplaudir esas acciones que pasan desapercibidas pero que generarán probables progresos futuros (como la milonga al aire libre que organizó el Min. Lombardi en Roma y que convocó a 25.000 tanos, y que sin dudas generará muchísimas exportaciones dentro de un año).
DOS- Sigue Perfil: El crecimiento más vertiginoso (274%) corresponde a Cuba, país en el que el acceso a los niveles universitarios se da por cupos impuestos por el Estado y se priorizan aquellas carreras que más se ajustan a los planes y necesidades de la pequeña isla.
Uno puede estar a favor o en contra de la Planificación, por un lado, y de los Cupos, por el otro (ya tratamos este tema aquí). Lo que no se puede creer en la Argentina es que la izquierda universitaria sostenga que cada uno estudie lo que se le canta, y que el mercado decida. Quién los entiende, che.
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