¿Esto es bueno o malo para los judíos?

Publicado en Apuntes Urbanos

Existe en ciertos círculos paisanos el miedo milenario al alto perfil de sus miembros. Un terror lógico, ya que hemos sido los eternos chivos expiatorios de tantísimas situaciones que no vale la pena repetir aquí.

Por eso en "la cole" seguramente hay muchos que se están preguntando si es conveniente que el canciller de la Argentina profese la religión judía, y lo deben estar expresando con las palabras que titulan este post y que Woody Allen y Mel Brooks han parodiado, entre otros.

Mi opinión personal es que es bueno que haya sido removido un techo de cristal más, sobre todo en una casa tan tradicionalmente antisemita como lo es (¿o era?) La Casa, valga la redundancia, en un país en el que hasta hace sólo 15 años había que ser Católico Apostólico Romano para ser presidente.

Por último, me alegro de que esta cantera siga aportando cuadros y logros a este bendito país. Sin dudas tenemos mucho para enorgullecernos en cuanto a aportes a la "argentinidad". Después de todo, trajimos el cooperativismo (la Asociación Agrícola Israelita, fundada en 1900 en la colonia judía Lucienville, fue la primera cooperativa de la Argentina), la birome (Laszlo Biro era un refugiado húngaro judío), la primera computadora (Clementina, traída por Manuel Sadosky), uno de los tres premios nóbeles en ciencias (César Milstein) y hasta el "auto feo" (ah, ¿no sabían que Pipo Pescador...?) .

El sentimiento de shtetl enunciado en el primer párrafo está muy bien descripto por el abogado Alan Dershowitz en su libro Chutzpah (se pronuncia jutzpá) que recomiendo fuertemente (tanto el libro, como la actitud del mismo nombre).

Fue una pena que por desinteligencias internas no hayamos desfilado en el Bicentenario. Espero que en el 2016 nos reivindiquemos... o al menos en el Tricentenario...

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