La distribución del ingreso se suele medir con el coeficiente Gini que va de 0 a 1: cuanto más cercano a 1, más desigual la distribución y más amplia la distancia entre los que más y los que menos ganan en una sociedad. Gini = 0 es una sociedad en donde todos ganan igual.
El Gini promedio de América Latina, que con sus favelas y ultramillonarios es la región más desigual del mundo (con excepción del África Subsahariana), es de 0,496. El de los quince países europeos más desarrollados es 0,311, bastante menor.
Pero esto es teniendo en cuenta la renta disponible después de impuestos (de diverso tipo) y transferencias (jubilaciones, becas educativas, planes Jefes y Jefas, almuerzo escolar). Antes de esa intervención estatal -o sea, teniendo en cuenta la renta ganada- el Gini europeo sube a 0,459, casi tan desigual como esta sociedad latinoamericana horrible (en este aspecto) en la que vivimos.
Como comenta Marcelo Zlotogwiazda en una nota de fines de 2007, "el cobro de impuestos y el gasto en beneficios sociales reduce el Gini promedio de América latina de 0,516 a 0,496, un recorte ínfimo". La caída de 15 puntos de los europeos más que septuplica el mísero aporte de 2 puntos de los Estados latinoamericanos.
Y sigue con lo que para mí es el núcleo del asunto: "Es interesante notar que la desigualdad europea previa a la injerencia estatal no es significativamente menor que en América latina. Y en algunos casos se acerca mucho: Portugal tiene un Gini de 0,494, Dinamarca 0,486, Italia 0,475 y España 0,468; la diferencia está en que los impuestos y beneficios reducen el Gini a 0,381, 0,285, 0,374 y 0,348, respectivamente."
Esta es una de las conclusiones de tres economistas del Banco Mundial que evaluaron el efecto de la participación del Estado en un estudio de 2006 llamado Redistribución fiscal e inequidad del ingreso en Latinoamérica. El paper también abunda en los motivos por los que la intervención estatal en Latinoamérica reduce tan poco la desigualdad y pone el acento en las transferencias más que en los impuestos.
En México también se hicieron eco de este paper del BM, como citamos de El Universal: "en Irlanda, el coeficiente de distribución del ingreso (coeficiente de Gini) antes de impuestos y transferencias resulta ser de 0.53; mientras que el coeficiente de Gini después de impuestos y trasferencias se reduce a 0.34; y en Dinamarca, el país más feliz del planeta precisamente por su generoso estado de bienestar, el Gini antes de impuestos y transferencias es de 0.49, pero se reduce a 0.29 después de la redistribución fiscal."
En Colombia el Gini antes y después de impuestos es el mismo (!), 0,53. En contraste, en un país como Gran Bretaña, el Gini antes de la intervención del Estado es de 0,52 y después de su accionar baja a 0,38, una reducción del 27%, como comentan en El Espectador de Colombia.
Curiosamente, en Israel la situación es exactamente igual a la de Gran Bretaña (0,52 antes, 0,38 después), según este artículo.
Por esto, debemos tener claro el rol del Estado en las sociedades que muchos consideramos por haber dado una positiva respuesta a la disyuntiva entre economía competitiva y en crecimiento pero con inclusión social.
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