Llegó al PAMI de la mano de Alberto Fernández y lo limpió, eliminando a la mafia de los intermediarios. Una vez nombrada Ministra de Salud por Cristina con el explícito mandato de "hacer en el ministerio lo mismo que hiciste en el PAMI" se peleó con la mafia de las droguerías aliada de H. Capaccioli (mano derecha de Alberto Fernández y recaudador de la campaña K). Para desbancar a Capaccioli se alió a la CGT.
Y ahora puso la lupa en los números sucios de las obras sociales... de la CGT, justamente.
Eso es lealtad de principios, la única lealtad que vale, pero le valió nuevos enemigos y ayer tuvo que desmentir su renuncia:
La semana pasada, la ministra y Moyano terminaron a los gritos una conversación telefónica. El titular de la CGT le había pedido con poca diplomacia la cabeza de Juan Rinaldi. El superintendente de Servicios de Salud (SSS) cumple al pie de la letra las órdenes de Ocaña a pesar de su pasado como abogado del gremio de camioneros.¡Fuerza Graciela!
Fue Rinaldi quien frenó un subsidio de 100 millones de pesos asignado por su antecesor, Héctor Capaccioli, a las obras sociales sindicales. Lo hizo porque una partida anterior de 48 millones de pesos, también destinada a una campaña de prevención de enfermedades, nunca fue rendida por la CGT (...)
Sin Capaccioli y con un Rinaldi díscolo, el titular de la CGT embistió a Ocaña. Y lo hizo asegurando tener detrás suyo el respaldo de Kirchner. El reproche implícito era que en un año electoral la ministra obstaculizaba el flujo de dinero entre los sindicatos que apoyan el proyecto oficial.
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