Según Van Der Kooy en Clarín, Mercedes está en el horno por el tema del dólar:
La Presidenta objetó algunas decisiones de Marcó del Pont que, a juicio suyo, habrían fomentado el actual clima enrarecido. La jefa del Central se defendió explicando que hacía todo lo que estaba a su alcance. Pero que había cosas que no lo estaban y que eran determinantes para que los pequeños ahorristas y grandes tenedores de dinero corrieran detrás del dólar.Para José Antonio Díaz, en Noticias, es Amado el que está en el horno por el mismo tema:
“¿A que te referís?” , le habría preguntado la Presidenta.
“A la inflación” , contestó Marcó del Pont.
Boudou lanzó una carcajada descalificadora. Cristina se fastidió y dio por finalizado el diálogo. La jefa del Central retornó con mala cara a su oficina. El incidente habría servido para develar, al menos, tres cosas: la resistencia presidencial para aceptar que los índices fraguados del INDEC constituyen ahora el factor más distorsivo de la economía; el peso que la opinión de Boudou tendría sobre ella: hace tiempo que el ministro de Economía cuestiona a Marcó del Pont; la puja interna entre esos funcionarios y otros para controlar, de modo directo o indirecto, el timón económico en el próximo período. Esa discusión terminó sembrando dudas sobre el destino de Marcó del Pont: está donde está por un decreto de Cristina; su pliego no lo aprobó el Senado.
Cristina Fernández le echó en cara a Amado Boudou el haberla dejado sola ante la corrida hacia el dólar. La recriminación revelaba un gesto de impotencia personal ante una crisis anunciada, pero a alguien había que culpar del sismo cambiario: “¿No era que todo se iba a calmar con el triunfo electoral?”, pasó su factura la Presidenta. La enfureció quedar expuesta a la desconfianza de un mercado que ya parecía descartar algún tipo de devaluación en su segundo mandato. Se dio cuenta de que el “dólar electoral” ya no juntaba votos.¿Quién habrá alimentado cada versión, no? Funcionarios, dejen de conspirar y pónganse a laburar.
El ministro castigado, finalmente, no pudo subirse al Tango 01 que trasladó a la Presidenta a París ni al jet privado que la depositó en Cannes para la reunión del G-20. A él le encantan los escenarios internacionales.
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