Preocupado por escuchar tantos amigos desesperanzados y pesimistas repitiendo el recurrente ciclo nacional de ilusión y desencanto, voy a tratar de resumir por qué creo que estamos mucho mejor que hace 3 años y por qué hay buenas razones para ser optimista con el futuro del país. El gobierno anterior implementó 7 políticas que estaban llevando al país a una catástrofe o al menos a una declinación aún más pronunciada de la que sufrimos por décadas. Estos 7 errores deliberados han sido revertidos o están en proceso de reversión por el gobierno de Cambiemos:
1. Aislamiento del mercado financiero internacional, default parcial de la deuda, cepo cambiario y control de capitales. Hay un consenso generalizado de que bajo estas condiciones un país no podía insertarse en el comercio internacional, ampliar su oferta exportable ni aprovechar el flujo de inversiones y transferencia de tecnología, obstaculizando severamente su desarrollo. Cambiemos revirtió con éxito esta política y asumió varios costos hundidos de obligaciones impagas, comenzando la reconexión de la economía con el mundo globalizado.
2. Congelamiento tarifario y subsidios masivos al consumo de energía, y transporte. Se llegó a extremos delirantes, donde las tarifas no cubrían el 10% del costo de los servicios. El costo fiscal llegó en 2015 a más de 5% del PBI, asignado de la forma más ineficiente imaginable, incluyendo su robo sistemático. Pero esto no cubría los costos de 
capital, por lo que los niveles de desinversión, agotamiento de reservas
 y destrucción de capital fueron fenomenales y de aún mayor alcance que 
los subsidios gargantuescos despilfarrados. Está claro el esfuerzo y el cambio cultural que ha producido el Gobierno en esta área. Las tarifas se recalcularon, los subsidios se recortaron y los flujos de inversión se revirtieron. Queda un trecho por recorrer, pero empiezan a pagar sus frutos exhibidos i.e. en Vaca Muerta.
3. Intervención del INDEC y destrucción del sistema de estadísticas 
públicas. Esta política de desmantelamiento, camuflaje y propagación 
oficial de información errónea deliberada no tiene antecedentes en el 
país y nos acercó al estándar de dictaduras marginales. Creo que existe un consenso generalizado acerca de la recuperación y 
fortalecimiento del sistema nacional de estadísticas que ha implementado
 el Gobierno de Cambiemos. Sin esto, directamente no es posible el 
debate de políticas públicas ni la adopción de decisiones informadas.
4. Mega-corrupción del sistema de inversión pública y compras del Estado,
 causando el régimen más ineficiente y opaco del que tenga memoria. Su 
descalabro se evidenció al adjudicar el nuevo Gobierno obras (como las 
viales) y compras (como en el PAMI) a valores muy inferiores. Este mecanismo ahora está siendo expuesto en la justicia en un proceso 
histórico de revelaciones asombrosas. La contracara es la implementación
 de un plan de infraestructura muy ambicioso y comprehensivo, dentro de 
un esquema mucho más transparente y competitivo.  Los cambios en transporte aéreo, sistema vial de autovías, puertos, 
recuperación de infraestructura ferroviaria e inversión en cloacas y 
saneamiento están mostrando resultados muy destacados y de marcadísimo 
contraste con la situación anterior. 
5. Incremento descontrolado del gasto público, presión fiscal record y financiamiento de alto déficit fiscal con emisión monetaria espúrea. El Gobierno anterior aumentó el gasto público consolidado del 26% al 47% del PBI, derrochando todos los recursos extraordinarios que recibió, aumentando brutalmente la presión fiscal con impuestos distorsivos y 
causando un déficit fiscal creciente que decidió financiar con emisión 
monetaria descontrolada. En 2015, llegó a financiar 4% del PBI con 
emisión monetaria, traspasando graves problemas de inflación futura. Cambiemos se propuso reducir gradualmente el gasto, la presión fiscal y 
la emisión monetaria sin respaldo simultáneamente. Fijó un programa de 
reducción de retenciones y logró aprobar una reforma fiscal atacando 
impuestos distorsivos (bienes personales, cheque, ingresos brutos), redujo los subsidios a los servicios públicos y el déficit de las 
empresas públicas. Al mismo tiempo, incrementó el gasto social (en 2017 
fue record histórico) y asumió la reparación histórica de la deuda 
previsional oculta en una enorme bola de juicios apilados en los 
tribunales. Redujo gradualmente la emisión monetaria sin respaldo hasta su 
eliminación completa acordada con el Fondo este año. Para financiar su 
plan de reducción del deficit, decidió emitir deuda pública en el 
mercado financiero internacional. ¿Podría haber hecho un ajuste de gasto más drástico al inicio? ¿El 
nivel de exposición a los mercados internacionales de deuda podía 
resultar demasiado elevado para ciertos escenarios críticos, como el que
 terminó ocurriendo este año? Quizás. Pero el cambio fundamental es que ahora se está buscando resolver lo que
 antes no era ni siquiera reconocido como problema. Casi nadie duda hoy 
que el nivel de gasto público, déficit fiscal y presión tributaria  son 
problemas muy graves a resolver. Tremendo cambio cultural. El Gobierno puede estar mostrando fallas y fracasos en su resolución, 
pero los reconoce como tales y ha demostrado capacidad de 
auto-corrección y voluntad de ir en el sentido de resolverlos. Esto, 
para mi, es una diferencia cualitativa abismal a lo que teníamos antes.
6. Política internacional de aislamiento, conflicto improductivo con los
 vecinos, alianza con países parias y/o corruptos y desconfianza 
generalizada del mundo relevante. Esta política del kirchnerismo incluyó
 todo tipo errores, papelones, destrucción de vínculos, desprecio de compromisos básicos y conflictos insuflados por razones 
desmesuradas y muchas veces imaginarias (como el conflicto con las 
pasteras) y hasta actos de traición y cobardía, como el pacto con Irán o
 los negociados de deuda pública con tránsfugas chavistas. La política del actual Gobierno ha revertido esta situación al extremo de
 generar una credibilidad y reinserción internacional tal, que llevó a 
muchos a sobrestimar en donde estábamos realmente. Las euforias suelen 
traernos problemas. Nunca vi una Argentina más activa y protagonista en la escena internacional, ni contar con las expresiones de apoyo que ha recibido este Gobierno de los principales líderes, gobiernos y organizaciones del mundo. Y la diplomacia del Presidente ayudó mucho en las buenas y malas.
7. Control de los medios, destrucción de los mecanismos de control del 
Estado y sujeción corrupta del sistema judicial. Son hechos reconocidos 
que el Gobierno anterior controló los medios de comunicación con el uso 
arbitrario de una pauta publicitaria gigantesca y desmedida. 
A eso le sumó el pago sistemático de periodistas por medio de fondos reservados y otras cajas para-estatales, además del hostigamiento de los medios y periodistas que no querían someterse a su voluntad. Para implementar su sistema de recaudación ilegal y robo sistemático de las arcas públicas, desmanteló los sistemas de controles básicos del Estado, como la SIGEN, que puso a cargo de la esposa del ministro a cargo de la asignación de los fondos a ser capturados. Y para mayor seguridad, corrompió sistemáticamente al ya endeble cuerpo de 12 jueces federales con competencia en los delitos de corrupción contra el Estado Nacional para proveerse de protección judicial y hostigamiento de sus adversarios políticos. Parece subida de tono la adjetivación, pero resulta que es una descripción más bien clínica de los que surge de la prueba rendida en causas judiciales muy avanzadas, donde muchos de los principales responsables están presos y comienzan a ser juzgados y condenados por sus actos. El cambio en materia de comunicación pública, modos de vinculación con los medios y libertad de expresión no puede ser más evidente. A tal punto que la clase política está alarmada de la falta de control del Gobierno sobre lo que se dice en los medios a cualquier hora del día. La pauta publicitaria se ha reducido drásticamente y su asignación se ha hecho mucho más transparente. Los sistemas de control de las cuentas públicas se han restablecido y parecen funcionar razonablemente. El Gobierno impulsó en el Congreso nuevas leyes anti-corrupción, como la ley de delación premiada, que han hecho posible la apertura de un proceso de revisión del sistema de mega-corrupción que el propio Gobierno no parece controlar. El sistema está lejos de ser ideal, pero estamos a mucha distancia de donde estábamos en 2015. Y la tendencia parece ir hacia una mejoría, impulsada por la designación de nuevos jueces por canales institucionales más adecuados, leyes que incorporan estándares internacionales. El sistema está lejos de ser ideal, pero estamos a mucha distancia de donde estábamos en 2015. Y la tendencia parece ir hacia una mejoría, impulsada por la designación de nuevos jueces por canales institucionales más adecuados, leyes que incorporan estándares internacionales en materia de corrupción y transparencia y ahora un cambio en el liderazgo de la Corte hacia una visión más profesional, independiente y neutral del poder judicial.
A eso le sumó el pago sistemático de periodistas por medio de fondos reservados y otras cajas para-estatales, además del hostigamiento de los medios y periodistas que no querían someterse a su voluntad. Para implementar su sistema de recaudación ilegal y robo sistemático de las arcas públicas, desmanteló los sistemas de controles básicos del Estado, como la SIGEN, que puso a cargo de la esposa del ministro a cargo de la asignación de los fondos a ser capturados. Y para mayor seguridad, corrompió sistemáticamente al ya endeble cuerpo de 12 jueces federales con competencia en los delitos de corrupción contra el Estado Nacional para proveerse de protección judicial y hostigamiento de sus adversarios políticos. Parece subida de tono la adjetivación, pero resulta que es una descripción más bien clínica de los que surge de la prueba rendida en causas judiciales muy avanzadas, donde muchos de los principales responsables están presos y comienzan a ser juzgados y condenados por sus actos. El cambio en materia de comunicación pública, modos de vinculación con los medios y libertad de expresión no puede ser más evidente. A tal punto que la clase política está alarmada de la falta de control del Gobierno sobre lo que se dice en los medios a cualquier hora del día. La pauta publicitaria se ha reducido drásticamente y su asignación se ha hecho mucho más transparente. Los sistemas de control de las cuentas públicas se han restablecido y parecen funcionar razonablemente. El Gobierno impulsó en el Congreso nuevas leyes anti-corrupción, como la ley de delación premiada, que han hecho posible la apertura de un proceso de revisión del sistema de mega-corrupción que el propio Gobierno no parece controlar. El sistema está lejos de ser ideal, pero estamos a mucha distancia de donde estábamos en 2015. Y la tendencia parece ir hacia una mejoría, impulsada por la designación de nuevos jueces por canales institucionales más adecuados, leyes que incorporan estándares internacionales. El sistema está lejos de ser ideal, pero estamos a mucha distancia de donde estábamos en 2015. Y la tendencia parece ir hacia una mejoría, impulsada por la designación de nuevos jueces por canales institucionales más adecuados, leyes que incorporan estándares internacionales en materia de corrupción y transparencia y ahora un cambio en el liderazgo de la Corte hacia una visión más profesional, independiente y neutral del poder judicial.
Para mi, estos eran los 7 males y errores centrales del Gobierno 
anterior, resultado de políticas deliberadas y hasta hoy defendidas 
cerradamente por sus partidarios. Y en los 7 veo una reversión y cambio 
fundamental, que nos hace un país bastante mejor al que teníamos en 
2015. 
 
