Publicado en Apuntes Urbanos
Aquí una
entrevista que le hizo
Fabian a Haim Hayet, judío cubano y militante de izquierda por muchos años, (además de ex-jefe de Hagshamá y ejecutivo del Congreso Sionista Mundial) sobre Israel, Cuba y la Revolución. Un extracto:
¿Y en general, las relaciones entre Cuba e Israel eran buenas?
Había una gran simpatía en la Revolución por Israel. Y gracias a que Israel era “el kibbutz”. Eso era lo que simbolizaba a Israel. Israel estaba considerado también como un país pequeño, que luchó contra el imperialismo británico y triunfó. Y era socialista. El kibbutz, la Histadrut [la poderosa confederación de sindicatos israelíes]. Todo lo que fue y lo que no es hoy en día. E inclusive hubo una gran simpatía por Israel que se evidenció en las relaciones diplomáticas. En efecto, la relación diplomática con Israel duró en Cuba hasta el año 1973, a diferencia del resto de los países comunistas. Todos los demás países comunistas -a excepción de Cuba y Rumania- rompieron las relaciones con Israel en 1967. Y Cuba lo hizo recién en 1973 y no por la Guerra de Yom Kippur que es lo que la gente cree. Sino por cuestiones de realpolítik. Fidel quería ser el líder de la Tripartita, -¿recuerdas?- del movimiento de Países No-Alineados. El Tercer Mundo. Entonces había un congreso de ese movimiento en Argelia. Y Fidel quería ser el presidente del congreso. Entonces los argelinos y el resto de los países árabes que eran parte del movimiento le dijeron que teniendo relaciones con Israel no iba a poder ser. Por tal motivo, Fidel rompió las relaciones diplomáticas con Israel. Y fue Presidente del congreso por un tiempo. El movimiento sionista en Cuba fue legal hasta el año 1978. O sea, incluso por mucho más tiempo. Llegaron delegados de Cuba al Congreso Sionista. Delegados que fueron con el beneplácito de Fidel, del gobierno, porque si no, no salían de Cuba. Hasta el año 1978.
Esto como aperitivo para la nota que llega
vía El Mundo:
En una muy inusual declaración, el ex presidente Fidel Castro criticó públicamente al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad y le pidió que deje de "injuriar" a los judíos.
"Le digo esto para que se lo haga saber (a Ahmadineyad)", dijo Castro en una entrevista al periodista Jeffrey Goldberg, de la revista estadounidense The Atlantic, cuya primera parte fue publicada en internet el martes por la tarde.
Según el ex presidente cubano, el gobierno de Irán debe dejar de lado su antisemitismo, dejar de negar la existencia del Holocausto y acordarse de que la mejor forma de "servir la paz" es admitir que la historia del antisemitismo es "única" y entender las razones de por qué los israelíes temen por su futuro.
Castro enfatizó que los iraníes deben entender que los judíos han sido el pueblo "más injuriado del mundo", incluso más que los musulmanes.
"Ellos han sido más injuriados que los musulmanes porque han sido responsabilizados e injuriados por prácticamente todo. Nadie culpa a los musulmanes de nada", dijo Castro.
Además, "el gobierno de Irán debe entender que los judíos fueron expulsados de su tierra, perseguidos y maltratados en todo el mundo, con el argumento de que mataron a Dios".
Según el ex presidente cubano, "durante 2.000 años (los judíos) fueron sujetos a una persecución terrible y a los terribles pogroms. Uno pensaría que hubieran desaparecido. Yo creo que fue su cultura y religión que los mantuvo unidos como una nación".
Para Castro, los judíos han llevado una existencia "mucho más dura que la nuestra (de los cubanos). No hay nada comparable con el holocausto" (...).
Entrevista completa a Haim Hayet, por Fabián:
6/03/2008
Cuba, Israel y la Revolución
Entrevista a Haim Hayet, un judío de origen cubano y actual político de
izquierda en Israel. La entrevista trata sobre las relaciones entre la
comunidad judía cubana, el Estado de Israel y Cuba antes y después de la
revolución comunista.
Haim Hayet nació en 1939 en La Habana, Cuba. Allí creció como un joven
judío cubano, se formó educativamente y trabajó como maestro. Haim desde
joven militó en un movimiento juvenil sionista de izquierda. En 1960,
casi dos años después de la revolución de Fidel Castro, emigró a Israel
con 21 años para vivir en un kibbutz. Pero Haim nunca perdió el contacto
con la isla y sus desarrollos políticos. Su militancia dentro del
movimiento de izquierda israelí mantuvo su interés y cercanía con los
procesos políticos cubanos, a pesar de las diferencias políticas entre
los dos países a raíz de la Guerra Fría.
En esta entrevisa, Haim cuenta cómo era ser judío en la época de Batista
y en la de la Revolución Cubana; la relación del régimen cubano con la
comunidad judía y el movimiento sionista; y la relativa y
semi-clandestina apertura que Cuba realizó a partir de los años noventa
en sus relaciones diplomáticas con Israel. Contrariamente a lo que
harían pensar las continuas declaraciones antiisraelíes en los medios
cubanos, Haim nos cuenta que la realidad es bastante distinta.
-¿Cuál era su ocupación en Cuba?
-¿De qué vivía? Yo era maestro en el Colegio Autónomo del Centro
Israelita de Cuba, del cual fui alumno y me gradué. Cuando me gradué era
solamente primaria. Después ya comenzó a haber secundaria y cuando
volví del majón (el majón es un año educativo en Israel que los jóvenes
judíos que participan de grupos sionistas realizan generalmente a los 18
años) en 1956/7, seguí enseñando allá. Había en ese tiempo un sheliaj
(enviado de una agrupación juvenil sionista) de Hashomer Hatzair, Vili
Kornitzky, o Zeev Sodram, ese era el nombre israelí. Y en ese entonces
los shlijim (plural de sheliaj) tenían que vivir de algo, no era como
ahora. Entonces él fue maestro en esa escuela y era muy capaz y después
introdujo a los graduados del majón para enseñar allí las asignaturas
judías y hebreish . Entonces estuve toda esa época trabajando y
estudiando, activando en el movimiento Hashomer Hatzair. Fui líder de
los jóvenes (rosh ken), secretario. Y hubo un tiempo incluso en el que
el sheliaj que estuvo en ese último tiempo fue Yosef Haran que era el
padre de Smadar Haran de Nahariya (quien sufrió el atentado terrorista
perpetrado por Samir Kuntar en el año 1979 en el que murió su marido y
sus dos hijas). Smadar estuvo en La Habana, Cuba de niña. Y entonces el
sheliaj se fue y yo estuve
prácticamente toda la época de la Revolución como sustituto suyo dirigiendo el movimiento.
-¿Cuántos judíos había en el Colegio Autónomo del Centro Israelita y en Cuba en esos tiempos?
-Yo creo que en la escuela, en los mejores tiempos, cuando ya había
bachillerato y primaria y secundario, no había más de 400 a 500 alumnos.
Había otra escuela, el Tajkemoni. Una escuela cuasi-religiosa. La
comunidad judía de Cuba nunca fue una comunidad muy religiosa. Era judía
nacionalista, como la argentina. Como en toda América Latina, de hecho.
Muy poca gente observaba los preceptos religiosos. Se los podría llamar
“laicos-ortodoxos” (porque la ortodoxia o movimiento mayoritario en
Cuba eran los laicos). O inclusive ateos-ortodoxos. Yo creo que la
población judía de Cuba nunca llegó a ser mayor a 15.000 personas. Pero
no se sabe con certeza, porque de hecho había mucha gente que estaba en
el interior de la isla y no se la conocía. Estoy hablando de gente
conocida. Esa era la población de la comunidad.
-¿Cómo era la vida de la comunidad durante la época de Batista?
-Mira, te voy a contar cómo se forma la comunidad judía en Cuba. En
realidad, el primer judío de Cuba llegó con Colón en el “Descubrimiento
de América”. Pero la primera comunidad fue de gente norteamericana que
llegó a Cuba con el ejército norteamericano cuando fue la guerra contra
España en 1898. Y ellos crearon el United Hebrew Congregation. Pero era
una comunidad muy, muy pequeña. Los que llegaron después fueron judíos
del Imperio Otomano: de Turquía, los Balcanes, Bulgaria, Yugoslavia. O
sea que eran sefaradíes de verdad, auténticos, hablaban en ladino. Ellos
crearon la comunidad Shevet Ajim. Y la década del ‘20, después de la
Primera Guerra Mundial fue que empezaron a llegar en cantidades los
judíos de la Europa Oriental. Y ellos llegaron de Rusia, de Ucrania, de
Bielorrusia, de Lituania, de Polonia. Que, en efecto, son las mismas
épocas en que estos mismos judíos hicieron aliá (inmigraron) a Israel,
de la gente que fue a Argentina y de la gran inmigración judía que hubo
en los E.E.U.U. Al cerrarse en Estados Unidos las cuotas de ingreso fue
que comenzó a llegar gente a Cuba. Como por ejemplo el caso de mis
padres, que eran solteros y se conocieron en Cuba. Ellos estaban camino a
la familia en los EEUU y esos eran viajes que demoraban mucho. En el
camino se cerró la cuota y les dijeron “váyanse a Cuba…”
-Les dijeron “sólo por un tiempo…”
-Sí y “Cuba es lo más cerca que hay a E.E.U.U. y ya van a llegar luego”.
Y así se quedó la comunidad judía cubana mayoritaria, que se compone de
los que vinieron de esos países, o sea, judíos azkenazíes. Luego se
incorporaron a esas comunidades judíos que vinieron antes y después del
Holocausto, de la Segunda Guerra Mundial.
¿Entonces la comunidad judía cubana se caracterizaba por lo variado de su cultura?
Sí, pero no solamente de su cultura. Su ideología también. De hecho,
muchos de los judíos que llegaron de Europa Oriental vinieron imbuidos
por la revolución bolchevique, por todas las ideas sociales que existían
en aquel entonces. A tal punto que uno de los fundadores del Partido
Comunista en Cuba era judío (Fabio Grobart). Y ya existían en ese
momento dos comunidades. Estaba el Centro Israelita, que era gente
sionista y también muchos bundistas, es decir en su raíz eran bundistas.
Y estaba el Yiddishe Volks Center, o sea el Centro Popular Judío, que
era gente que estaba más ligada a la cuestión socialista, comunista, que
-en aquel entonces, años 40- estaba en auge. Además, con la influencia
de la Segunda Guerra Mundial también veían a la Unión Soviética como la
que había liberado a los judíos de los campos de concentración nazis, la
responsable por la guerra anti-fascista.
¿Y la relación de miembros de la comunidad judía con el socialismo se trasladó luego al movimiento comunista cubano?
El fundador del Partido Comunista, que después también fundó la Central
de Trabajadores de Cuba (la C.G.T. cubana) era ese mismo judío que
nombré antes, Fabio Grobart; ese era el nombre que él adoptó. Su nombre
de pila era Avremel Simjovich. Y cuando en 1953 el Partido Comunista
-que en ese entonces se llamaba Partido Socialista Popular- fue sacado a
la ilegalidad por Batista, a Fabio Grobart lo sacaron de Cuba y estuvo
preso un tiempo. Y él pasó toda esa época en Checoslovaquia y cuando
ocurrió la revolución volvió a Cuba. De hecho fue uno de los ideólogos
que condujo hacia la transición al comunismo en Cuba. El papel que él
tenía era de redactor de la revista ideológica de Cuba. Pero hubo muchos
pero muchos judíos que habían luchado contra [el quinto presidente
cubano Gerardo] Machado en la década del ‘20 y contra la intervención
norteamericana. Toda la comunidad judía comenzó como una comunidad
proletaria. Comunidad de gente pobre, gente de trabajo…
-…y de izquierda
Y de izquierda, muchos de izquierda. O sea que en ese sentido existía
ese origen. Claro que cuando -después de la Segunda Guerra Mundial-
cambió la situación económica y hubo un auge en la comunidad, entonces
hubo también un movimiento del judaísmo organizado hacia el centro y
hacia la derecha. Quedaron muy pocos en la izquierda. La izquierda tenía
una escuela, con el mismo nombre que en la Argentina, Sholem Aleijem y
un diario en yiddish y tenían ese centro cultural –el Centro Popular
Judío- en el que hacían teatro y diferentes actividades. Paralelamente
estaba el Centro Israelita, que eran más numerosos, y que eran de
centro-izquierda y después se transformaron en derecha. Y en general la
comunidad se identificaba con el sionismo, y en el momento en que mejoró
la situación económica se terminó la cuestión de izquierda o derecha.
¿Cómo se puede definir en el aspecto económico a la comunidad judía cubana antes de la revolución?
Los judíos, a partir de un comienzo proletario, fueron poco a poco
concentrándose en la capa de la clase media, media-alta. Especialmente
la gente se concentró en el comercio, pero estaban bien situados. Era
una clase media alta. No eran lo que nosotros hoy en día conocemos como
gente apoderada, rica, esos eran los españoles, los que tenían tierras.
No, el judío estaba concentrado en ese estrato comercial. Y la aparición
de profesionales judíos comenzó después, con mi generación y la de mi
hermano, es decir la segunda generación de inmigrantes, pero no eran
muchos.
¿Qué se puede decir del movimiento sionista cubano en los años cincuenta?
Había un movimiento sionista muy desarrollado. De izquierda y de
derecha. Pero no se podían desarrollar mucho estas cuestiones
ideológicas. Es decir, no había dentro de los movimientos juveniles, por
ejemplo, una cosa así como de discusión abierta de derecha o izquierda
porque el ambiente (de la dictadura de Batista) no lo permitía. Entonces
se trataba de una identificación con Israel, cada uno con su partido en
Israel. Y eran sólo movimientos educativos, y al final sólo los bogrim
[los jóvenes de 17, 18 años de los movimientos sionistas], cuando
pensaban en hacer aliá o no hacer aliá, trataban también las cuestiones
ideológicas diferenciales. Pero por ejemplo, Hashomer Hatzair era el
movimiento juvenil más fuerte y más antiguo. Data de la época en que se
fundó también en Argentina, a principios de los años treinta, fines de
los veinte. Estaba el Betar que era mucho más pequeño. Y en los años 50
se creó también el Hanoar Hatzioní. Eso era lo que había.
Pero había también una Unión Sionista que agrupaba a todos, muy activa.
Así como una actividad muy fuerte del Keren Kayemet, Keren Hayesod y la
WIZO. O sea que se hacía mucho. Antes de la fundación del Estado de
Israel había un Comité Pro-Palestina Judía, con la participación de
personalidades cubanas, Ofelia Domínguez y otros. Paralelo a todo eso,
no nos podemos olvidar que a Cuba llegó el barco San Luis con refugiados
judíos de Alemania apenas antes del comienzo de la Segunda Guerra
Mundial y no lo dejaron desembarcar. Ni en E.E.U.U. ni en Cuba. En la
votación de la ONU de 1947 Cuba votó en contra de la Partición. Ahora,
la gente dice que no era por razones anti-judías o anti-sionistas, sino
que los árabes les pagaron más, les dieron más coimas…. Pero el caso es
que hasta el triunfo de la Revolución en Cuba no había una legación
diplomática israelí. Es decir, las relaciones diplomáticas israelíes
hasta la Revolución consistían de un consulado con un cónsul de honor.
No había un embajador.
¿A pesar de eso la relación con Batista era buena?
La comunidad tenía muy buenas relaciones con Batista y no sólo con
Batista sino con todo el régimen. Con la policía, con los bomberos…
Había un judío llamado Borrej que tenía un café-restorán en La Habana
vieja, y él había estado en la cárcel, junto con la gente que en un
tiempo se opuso a Machado y con el tiempo esta gente se convirtió en los
jefes de policía, en época de Batista. Y Borrej arreglaba todas las
multas y las cuestiones y era el contacto de la comunidad con el
régimen. Por ejemplo hubo una época en que hubo muchos incendios de
negocios…
-…intencionales
-¡Tú lo dijiste, no yo! Y el que hacía los contactos con los bomberos
para recibir el seguro era ese señor. Había también una anécdota con su
hija. Todos los años el Keren Kayemet (el Fondo Nacional Judío para
ayudar a la fundación del Estado de Israel) hacía en Cuba la elección de
la Reina Ester, en la fiesta de Purim. Y había un baile. Ahora, la
elección no era tanto por belleza sino por quién era la señorita que
vendía más bonos y traía más dinero para el KKL. El mecanismo de los
aportes estaba muy desarrollado, se mandaba constantemente dinero a
Israel. Y un año, quizás dos años antes de la caída de Batista –quién
luego estuvo también en la boda de ella- esta muchacha fue candidata a
ser la Reina Ester y por supuesto que fue electa. Pero lo curioso es que
habían varias calles de negocios de judíos: Muralla, Bernaza… como en
el Once o Villa Crespo en Buenos Aires. Entonces en Cuba había un
sistema de policías de posta, policías que andaban por la calle y hacían
la ronda. En cada calle había un policía que estaba fijo allí. Y en ese
año los policías iban de negocio en negocio vendiendo bonos para esta
mujer en las calles judías. Y decían “estamos vendiendo bonos para tu
paisana, ¿cómo no vas a comprar?” Y todo el mundo, por supuesto,
compraba los bonos del KKL que le sumaban puntos a ella. Ese año fue el
récord de venta de bonos para el KKL. Ahora, desgraciadamente el fin de
este señor no fue bueno. Durante la revolución entró gente al café. No
se sabe si gente revolucionaria o gente revolucionaria que estaba ligada
a problemas con él, o que habían sido damnificados… y entraron al café,
donde él estaba siempre sentado. Y delante de la mujer lo acribillaron a
balazos, lo mataron. Pero antes, siempre que había un problema en la
comunidad, iban a él y lo arreglaban. Y por supuesto que su restaurante
en La Habana vieja estaba siempre lleno.
Pero seguramente cada tanto habían problemas…
Cada tanto habían cuestiones, muy pocas, pero aquí y allá algunos
muchachos de la comunidad fueron apresados por la policía; por el
Capitán Ventura que era el esbirro más grande de Batista en La Habana. Y
el señor que nombré antes tenía contactos con Ventura. Pero no siempre
ayudaba porque Ventura una vez le dijo -y esto fue vox pópuli en la
Comunidad- “mira, si esta persona que tu quieres liberar es marihuanero,
si es chulo, o mató a alguien o violó a alguien, y es un un hijo de… yo
te lo suelto en seguida. Sin problemas. Pero si es revolucionario…” y
de hecho era un tema un poco difícil porque en aquel tiempo ser joven
era ya automáticamente ser considerado revolucionario. Pero por otro
lado, la comunidad judía no se metía tanto en política, a diferencia del
tiempo posterior de los Tupamaros, en que hubo mucha gente. En la
revolución no hubo participación de gente judía a excepción de uno, dos o
tres, algo muy chico. O como Enrique Oltusky, que después fue Ministro
de Comunicaciones. Pero era una persona que vivía en el interior y que
estaba apartado del judaísmo y de la comunidad.
¿Cómo cambian las relaciones diplomáticas entre Israel y Cuba a partir de la revolución?
-Como te conté, antes de la revolución no había embajada, había sólo un
consulado. Con la Revolución eso cambió. Puede ser que cambió por una
razón personal, pero estas cosas no cambian solamente por cuestiones
personales. O sea, sucedieron dos cosas. Por un lado el consulado se
elevó al rango de legación. Llegó de la Argentina un ministro
pleni-potenciario, es decir, un enviado extraordinario como Embajador a
establecer las relaciones (entre Israel y Cuba). Se llamaba Yoel Baromi;
por otro lado, salió de Cuba la legación, como embajada pero no llegaba
a tanto, aunque era en la
práctica
una embajada para Israel. Y el que abrió la Embajada en Israel a fines
del año 1960, en Hertzlía Pituaj [un suburbio de Tel Aviv], se llamaba
Ricardo Zuvirana y Lobo. En realidad su nombre original era Reijard
Wolf. Wolf es Lobo y Reijard es Ricardo. Zuvirana era el apellido de la
mujer y él lo incorporó para darle más importancia. No sé si todavía lo
es, pero llegó a ser Viceministro de Relaciones Exteriores. Hace cuatro
años él estaba de embajador de Cuba en París.
¿Qué relación tenía este señor con Fidel Castro?
Él era de la familia Lobo, que eran los productores azucareros
individuales más grandes de Cuba antes de la Revolución. Pero él era
“yeque”, es decir, judío alemán. Un comunista de salón. Y ayudó
financieramente a Fidel en la Revolución. Con la ayuda financiera de él
fue que Fidel compró el Granma, el barco para la invasión que falló,
pero quedaron los doce y ahí empezó todo. Entonces cuando la revolución
triunfó, dicen -yo no estuve allí- que Fidel le dijo, “¿qué es lo que tú
quieres?” para agradecerle. Y él le dijo “yo quiero que me nombres
embajador de Cuba en Israel”.
-¿Y usted lo conoció?
Por supuesto. Era un viejito muy, muy buena gente. Tengo un cuento de
cuando él llegó. Yo era parte de un kibbutz. Estuve 15 años en el
kibbutz Gaatón. Era parte de un garín (núcleo pionero) uruguayo,
mexicano y cubano. Entonces la gente me dijo: “Haim, invita al embajador
cubano, por la Revolución, y todo eso, bla, bla, bla”. Y lo invité y él
dijo que iba a venir. Entonces en ese tiempo, en el kibbutz el comedor
era pobre y no habían muchas cosas. Pero hicieron una mesa especial para
él, y se prepararon y entonces llegó el hombre y toda la gente del
garín lo esperaba allí en el kibutz, imbuida del espíritu de la
Revolución, toda la gente socialista que ayudó. Y vino un Cadillac. Y la
gente me miró. Y del Cadillac se bajó un viejito (en ese entonces era
un viejito, sabes, nosotros teníamos veintitantos años, entonces me
imagino que él debe haber tenido en aquel entonces menos de lo que yo
tengo hoy en día, un viejito). Bueno, lo recibimos bien pero luego
fuimos al club todos los latinoamericanos y el viejo empezó a hablar y
resultó que habla un español yeque, un español alemán, con un acento…
cuando se fue, la gente me quería matar: “¿Qué nos trajiste, el
embajador de la Cuba revolucionaria? Si es un viejo, que no tiene barba y
con acento alemán. ¡Y en Cadillac! El Cadillac con chofer que era el
símbolo del imperialismo norteamericano. Había en Israel, en aquel
entonces, sólo dos Cadillac: el de él y el del embajador norteamericano.
Pero este señor compró la villa (casona) que está todavía allí en
Hertzlía Pituaj, y todo su dinero lo dio para el Fondo Wolf. Y todos los
años en la Knesset el Primer Ministro y el Vocero otorgan una beca con
dinero donado por el embajador de la Cuba Revolucionaria aquí en Israel.
Este señor falleció acá y está enterrado en el kibbutz Gaash. Él y su
mujer.
¿Y en general, las relaciones entre Cuba e Israel eran buenas?
Había una gran simpatía en la Revolución por Israel. Y gracias a que
Israel era “el kibbutz”. Eso era lo que simbolizaba a Israel. Israel
estaba considerado también como un país pequeño, que luchó contra el
imperialismo británico y triunfó. Y era socialista. El kibbutz, la
Histadrut [la poderosa confederación de sindicatos israelíes]. Todo lo
que fue y lo que no es hoy en día. E inclusive hubo una gran simpatía
por Israel que se evidenció en las relaciones diplomáticas. En efecto,
la relación diplomática con Israel duró en Cuba hasta el año 1973, a
diferencia del resto de los países comunistas. Todos los demás países
comunistas -a excepción de Cuba y Rumania- rompieron las relaciones con
Israel en 1967. Y Cuba lo hizo recién en 1973 y no por la Guerra de Yom
Kippur que es lo que la gente cree. Sino por cuestiones de realpolítik.
Fidel quería ser el líder de la Tripartita, -¿recuerdas?- del movimiento
de Países No-Alineados. El Tercer Mundo. Entonces había un congreso de
ese movimiento en Argelia. Y Fidel quería ser el presidente del
congreso. Entonces los argelinos y el resto de los países árabes que
eran parte del movimiento le dijeron que teniendo relaciones con Israel
no iba a poder ser. Por tal motivo, Fidel rompió las relaciones
diplomáticas con Israel. Y fue Presidente del congreso por un tiempo. El
movimiento sionista en Cuba fue legal hasta el año 1978. O sea, incluso
por mucho más tiempo. Llegaron delegados de Cuba al Congreso Sionista.
Delegados que fueron con el beneplácito de Fidel, del gobierno, porque
si no, no salían de Cuba. Hasta el año 1978.
-¿Es decir que la aliá era permitida hasta 1978?
-No. No, la aliá no era permitida porque no había quién quisiera venir y
hacer aliá. O sea la mayoría de la gente judía se fue para Miami,
cuando todavía se podía salir. Cuando yo salí en el año 1960 estaba todo
abierto, se podía salir. Cuba se cerró después de la Bahía de Cochinos,
en 1961. El que quería hasta ese entonces podía salir. Yo incluso salí
con mis padres, hice aliá. Hice aliá, no me fui de Cuba. Hay una
diferencia, es decir, llegó mi turno de hacer aliá. Tú sabes que en
aquel entonces, o se hacía aliá o eras traidor y te botaban del
movimiento. Hoy las cosas han cambiado.
Y entonces, un paréntesis, ya en el año 1947 hubo un garín aliá de
Hashomer Hatzair acá a Israel, a los kibbutzim. Que fue promovido por
gente que en su mayoría llegó en la Segunda Guerra Mundial de Bélgica a
Cuba; fortalecieron el movimiento Hashomer Hatzair en Cuba, y en el 46,
47 hicieron aliá, después de que se terminó la guerra. Algunos se fueron
de vuelta para Bélgica y otros hicieron aliá. En 1948 hubo un garín
aliá de Hashomer Hatzair dirigido al kibbutz Gaash. Dos personas todavía
quedan en Gaash, varios murieron, varios se fueron. Y por otro lado,
hubo gente que vino de parte de Betar en el barco Altalena. O sea que
hubo judíos de Cuba, en su mayoría sefaradim, que vinieron acá a luchar
en la Guerra de Independencia. Ellos no sabían que el Altalena venía
también por otras razones. Uno de ellos inclusive era un muchacho
periodista cubano de color que se convirtió al judaísmo. Se llamaba
Primitivo Ramírez. Él se casó luego con una judía y la hija estudió
conmigo en la escuela e incluso estuvo en el Hashomer Hatzair. Y él
estuvo en la guerra y regresó a Cuba, no cayó en la cuestión del
Altalena. Hubo otros que alcanzaron incluso a luchar en la Haganá.
¿Es cierto que a los judíos que hacían aliá les escribían en el pasaporte cubano la palabra “repatriado”?
Mi pasaporte no dice eso y he escuchado esa historia como referida a la
gente del primer garín que hizo aliá, en 1947-8. Pero nunca lo he visto.
En todo caso, hubiera sido algo muy positivo, “Cuba reconoce que la
patria de los judíos es Israel”.
Esto me da pie para un cuento muy interesante. Cuando yo salí de Cuba,
la tnuá [Hasomer Hatzair] seguía funcionando. Y estando acá, en 1961 me
llaman un día del secretariado del Kibbutz Artzi. Me dicen que venga a
Gaatón, que hay un asunto para discutir. Parece que la gente que se
quedó en Cuba, los bogrim, - que tenían 16, 17 años, porque nosotros con
18 hicimos aliá- se comunicaron, escribieron una carta diciendo que la
situación era que todas las familias judías estaban abandonando el país.
Y había también rumores sobre la imposición del servicio militar
obligatorio y todos estaban saliendo. Entonces los janijim se iban. Y
ellos querían presentar la disyuntiva: o seguían manteniendo la tnuá y
podría darse el caso que los padres se los llevaran a la fuerza porque
eran menores de edad, o que querían venir de aliá todos juntos. Y venir
ellos todos juntos significaba cerrar Hashomer Hatzair. Y se decidió que
vendrían, y así fue que se cerró la tnuá, no por otra cosa. Porque la
escuela judía seguía funcionando allí, como “Colegio Albert Einstein”.
Cuando la Revolución llegó al poder, el Ministro de Educación Armando
Hart, dijo que no había mejor gesto que hacer que cambiarle el nombre a
la escuela judía (que se llamaba “Colegio Autónomo del Centro Israelita”
a “Alberto Einstein, un ilustre judío”, y que se recibieran allí
también alumnos no judíos, que hasta entonces no pasaba. Y la escuela
siguió funcionando. Existe todavía, pero no hay judíos, casi no hay. Los
bogrim vinieron y fueron al kibbutz Shejeiam. La gran mayoría hasta el
día de hoy están acá. Inclusive uno cayó en un atentado en el Tzomet
Meguido. Y son gente de izquierda, de Hashomer Hatzair. Son sionistas.
Hablábamos de la relación entre Cuba e Israel luego de la Revolución…
Bueno, había una relación excelente. Primero, personalmente, en los
primeros meses de la Revolución, la mayoría de mis compañeros de estudio
volvieron de la sierra, “comandantes”. Y ellos sabían quién era yo.
Nosotros teníamos discusiones casi todas las noches en el aula magna,
después del estudio. Porque había habido huelga de estudios. Cuando la
Revolución llegó al poder, se reanudaron los estudios y se le dio
posibilidad a todos los que no terminaron los estudios por la huelga de
continuar. Y yo hablé sobre el kibbutz y sobre el socialismo israelí y
hubo publicaciones en el diario del ejército rebelde, el diario oficial,
varios suplementos sobre el kibbutz. Como ejemplo para la reforma
agraria de Cuba, que fue una de las primeras cosas que se hicieron. Y el
kibbutz era uno de los ejemplos que se discutieron.
Los aviones que vinieron a Israel a principios de 1961 trajeron
quinientos judíos de Cuba. En los aviones de Cuba. Y a la vuelta muchos
de estos jóvenes no se quedaron, se fueron a Miami. Pero los aviones
volvieron de Israel a Cuba con cabras, obsequio del Kibbutz Artzí, como
contribución a la Revolución. Y junto con ellos, fue, Itzjak Silver, que
había llegado en el primer garín. Aún vive en el kibbutz Gaash. Él es
inclusive mayor que yo, así que tuvo relaciones con gente del tiempo de
Fidel en la Universidad. Hubo técnicos agrícolas de Israel que fueron
para Cuba, también de nuestro kibbutz. Los primeros fueron allí como
expertos en el tema de cítricos. Mira, hubo una relación muy buena,
hasta que se rompieron las relaciones diplomáticas en 1973.
-¿O sea que la Guerra de los Seis Días (1967) no afectó para nada las relaciones?
-No. Además hay que entender que en privado se dice una cosa, y en
público otra. En política exterior, Cuba está de un lado y nosotros
(Israel) estamos del otro. O sea nosotros tenemos ese problema también
no solamente con Cuba, sino con otras partes del mundo. Es decir, el que
tiene animosidad contra los EEUU, por carácter transitivo, como decimos
en matemática, la tiene con nosotros también. Pero no es una cosa que
se traslade a lo privado. No hay antisemitismo en Cuba. O sea, es sólo
una cuestión de Política exterior de un país con otro. Tú como
latinoamericano puedes entender eso. Porque América Latina tiene una
“cuenta” con el Norte. Y hay algo similar ahora con Chávez, aunque no se
puede comparar perfectamente, porque las figuras que juegan allí son
completamente diferentes. Pero está la situación complicada con Chávez
porque no es Fidel. Fidel tenía muy claros los límites.
Al principio de la Revolución hubo un enviado de Cuba que vino acá a
Israel a comprar armas. Fidel lo mandó. Y al final no compró porque no
encontró lo que quería. Los cubanos se volvían locos por las Uzis
[ametralladoras israelíes]. Unos cuantos amigos míos que bajaron de la
sierra, le quitaron al ejército de Batista las Uzis. Decían que se la
habían comprado a Bélgica, pero bueno, tú sabes como es eso… también
Somoza tenía… Y mis amigos se las quitaron al ejército y venían y me
decían “oye chico, tú me tienes que conseguir una Uzi porque eso… es lo
mejor que hay!” Bueno, es sólo una anécdota. Al final no compraron armas
en Israel, pero los cubanos querían. E Israel estaba dispuesto a
venderles, y esto ocurrió después de que comenzaron los problemas en las
relaciones diplomáticas entre los dos países.
¿Cómo es la vida de los judíos en Cuba a partir de la Revolución?
En los últimos tiempos, la Revolución le ha dado un trato preferencial a
los judíos en Cuba. Yo lo llamo “discriminación positiva”. O sea, el
judío en Cuba recibe “comida especial para el culto”, comida kasher, en
las fiestas. En esa comida kasher vienen cosas que el cubano no come
nunca en su vida. Como sabes, hay problemas en Cuba de racionamiento.
Eso por un lado. Por otro, últimamente dejaron salir gente para Israel.
¿Cómo es eso, los judíos cubanos pueden hacer aliá?
Mira, vamos a empezar. En los años noventa, un amigo del movimiento que
falleció, David Roth, viajó a visitar Cuba. Salió de ahí antes de la
Revolución, era del kibbutz Birma y se encontró con unos cuantos
muchachos, estudiantes que querían venir a vivir acá, a Israel. En aquel
tiempo, Cuba estaba cerrada, no se podía salir de Cuba. Y él volvió y
nosotros teníamos como un grupo dentro de MAPAM [partido político de
izquierda en Israel], de gente que había venido de Cuba que teníamos una
doble misión, una era preocuparnos por la comunidad de allá, y la otra,
ver cómo mejorar las relaciones con Cuba. Él nos contó eso y ese grupo
del que formábamos parte, con él y Mónica Pollak, una argentina que era
la representante de MAPAM en la Internacional Socialista, hicimos
contacto con Margarita Zapata, que es nieta de Emiliano Zapata, el
bigotudo mexicano revolucionario. Fidel Castro, cuando estaba en México,
se quedaba en la casa de los Zapata. Y ella era como una ahijada de
Fidel. Tú sabes que en América Latina un padrino es como un padre. No es
como un sandak [padrino] acá. Y Margarita Zapata dice que de hecho por
halajá [ley tradicional judía] ella es judía porque su abuela era judía…
Y hasta por la Ley de Retorno puede hacer aliá.
¿La abuela judía era la que estaba casada con Emiliano Zapata?
Sí. Una de las que estaba casada… ja, ja, ja. Parece que el tipo era un
buen bandido. Ella estaba en ese tiempo en París como representante de
los Sandinistas en la Internacional Socialista y la contactamos. Ella
dijo: “yo voy a arreglar eso.” Fue a Cuba, habló con Fidel y envió la
autorización para que esas cuatro personas salgan. Después siguió el
asunto y ella fue la que auspició el arreglo entre la Agencia Judía y el
Gobierno Cubano… y el gobierno cubano es Fidel, ¿No? Para la aliá del
judaísmo de Cuba hasta el día de hoy, eso continúa. Ahora bien, en aquel
tiempo no se podía salir. Hoy en día todo cubano puede salir de Cuba.
Tienes solamente dos condiciones… primero que nada tener un país que te
dé visado para recibirte. Y hay hoy en día solamente dos países que dan
visado a los cubanos: uno es Estados Unidos. No suficiente, me parece
que da 10 mil al año o algo así. Y el otro país es Israel para judíos,
para venir a Israel.
¿Cómo puede ser que ningún país en el mundo de un visado para cubanos?
No dan, no quieren. No quieren que vengan esas personas. Y a Estados Unidos entran y se incorporan, quizás a Miami…
¿Diez mil por año?
No sé si son diez mil pero no es suficiente.
¿Y cómo salen de Cuba?
-Por vuelos, en avión simplemente. Hay vuelos de La Habana a Miami. Con
gente que viene y gente que sale. Había otro país más que también daba
visas pero no sé que pasó… Mira es un problema, porque la otra condición
es que sales sin nada. No te puedes llevar nada de nada de Cuba. Y en
el momento en que aplicas por un visado tienes que dejar de trabajar.
Con nosotros no hay problema, con la gente que ya es certificada judía
no hay problema porque los ayudamos. Entonces dejas de trabajar y sales
sin nada.
Porque no tienes ahorros…
Mira no sé si no tienes ahorros, porque en un momento pensábamos que los
judíos de la Unión Soviética salían también sin nada y fíjate… Pero
estos de veras vienen sin nada, porque yo los veo acá y realmente salen
sin nada. Pero los judíos están relativamente beneficiados en Cuba.
Tienen una relación muy buena. Tenía yo también una buena relación con
el que era presidente de la comunidad, el Dr. Nider. Él era un empleado
del gobierno, es decir que él recibía un sueldo del Ministerio de Culto.
Hay una cosa así que se llama Ministerio De Culto en Cuba, a partir de
la visita del Papa. Y Nider estaba a cargo de la aliá y de todo. El que
está a cargo ahora es el nieto que es el vicepresidente. Entonces,
fíjate que cuando eso empezó en el año 1992, se hablaba de que en Cuba
había alrededor de 800 judíos. De aquel entonces a hoy han hecho aliá
cerca de 900 judíos. Judíos y sus cónyuges, los que pueden venir por la
Ley del Retorno. Cuando preguntas ¿hoy cuántos judíos hay en Cuba?,
ellos hablan hoy de 1.500 judíos.
¿Qué significa, gente que se ha ido convirtiendo?
-Eh… Que aparecen… Es bueno ser judío, ¿sabes? Ja, ja, ja. No todos son
halájicos, pero hay muchos que los convierte un rabino conservador que
va allá desde Chile de vez en cuando. El Joint también trabaja allá. Hay
un sheliaj oficial del Joint.
¿O sea que el sionismo vuelve a estar legalizado?
No. No es sionismo. Es judaísmo. El sionismo sigue siendo ilegal. Pero
hay mucho turismo, mucha gente de Israel que va a visitar Cuba. Ahora
las cosas son muy ambiguas. Es cuestión de la situación, como te dije
antes, (oficialmente es una cosa pero en privado otra). La aliá sigue.
Vienen de vez en cuando, de poco. Vienen grupos cada año, viene ahora un
grupo de 10 muchachos por Birthright… y ellos no salen sin que el
gobierno de Cuba sepa. Y Birthright es a Israel. La comunidad judía de
Canadá les paga el tercio (del viaje) que tiene que pagar la comunidad
(el viaje es gratis para los jóvenes). El otro tercio es pagado por el
Gobierno de Israel, así que son cosas que pasan entre los dos países y
por otro lado en la ONU y en cuestiones de política pues, escuchas un
discurso diferente.
¿Qué piensa ahora que va a pasar con el régimen?
Mira, cuando había la gran euforia de que Fidel Castro renunciaba, que
va a haber cambios, se comunicaron conmigo de aquí de la prensa y
televisión y yo les dije que la euforia esa era un poco prematura.
Primero que nada, él no ha desaparecido del mapa. Lo dijo en su columna
semanal, en Granma, se llama “Reflexiones del Compañero Fidel” o algo
así. Y él dice que va a seguir escribiendo allí y que él ahora se va a
ocupar de “ideología “y que esa va a ser el arma con la cual él va a
contribuir a la revolución. Y se va a referir a lo que está pasando y
“espera que lo escuchen”. Ahora, él le pasó el mando a Raúl hace un año y
medio. Yo me imagino que lo hicieron ahora en la época de las
elecciones porque ya está todo controlado. Raúl no es “hermano de Fidel
Castro.” Es hermano pero también él es alguien por sus propios méritos.
Él luchó en la sierra desde el principio. Él fue marxista antes que
Fidel. Él fue todo este tiempo comandante del ejército. O sea que él
tiene sus propios méritos. Y me imagino que las cosas están controladas…
no es que se acabó todo como la gente de Miami esperaba. La cosa sigue.
Van a haber cambios en el sentido económico, pienso. Hay una nueva
generación que está más enterada de las cosas que están pasando en el
mundo. Una generación que se crió dentro de la revolución. Puede ser que
haya una apertura económica al estilo China. Ahora la gente dice, por
ejemplo, que Cuba no es más comunista que China. O que Corea del Norte. Y
en Cuba no hay más problemas de Derechos Humanos que en China o que en
otros lugares. Y depende… mira, si los gobiernos de los EEUU fueran
inteligentes yo les recomendaría a ellos que hicieran una apertura. El
mercado natural para Cuba es el Norte, E.E.U.U.
Pasemos a otro tema. ¿De qué trabajó una vez que estuvo acá?
Yo he hecho muchas cosas. Estuve quince años en el kibbutz Gaatón. Fui
maestro en aliat hanoar. Centralicé el gallinero del kibbutz, la
producción de pollos de carne. Al principio trabajé en bananos. Porque
cuando estuve en el majón, en el kibbutz Ein Shemer, trabajé en la
plantación de bananos. En el garín de aliá vino gente que estuvo conmigo
en el majón y cuando yo estaba por llegar -yo llegué más tarde porque
me quedé en la tnuá en Cuba más tiempo– ellos dijeron en el kibbutz:
“viene una persona que sabe trabajar perfecto en bananos”. Bajé del
barco y al otro día ya estaba entre los bananos. Luego estuve en el
gallinero y, más tarde, en el movimiento de juventud como maestro y
madrij. Y estuve un año de econom, responsable de la cocina, del
presupuesto, cuando en Gaatón había cocina (hoy ya no hay). Estuve de
sheliaj de Hashomer Hatzair en Chile, dos años y medio y Noar Vejalutz
en la época de Allende. Salí cuando vino el golpe de Pinochet porque me
denunciaron. Me denunció un líder judío, no quiero entrar en detalles… y
salí a tiempo, porque me vinieron a buscar y en aquel entonces a los
que buscaban no salían.
Estuve de sheliaj después en Panamá; volví de sheliaj a Panamá para
vender los Bonos de Israel, lo que se llama en la Argentina “amigos de
Israel”. Trabajé en el Bank Hapoalim. En una Kupat Jolim (Obra Social).
Fui director administrativo de un centro de investigación médica en el
Hospital Beilinson. Fui secretario de la organización nacional de MAPAM.
Fui electo al ejecutivo de la Organización Sionista Mundial hace diez
años. Y fui jefe del Departamento de Hagshamá. Yo hice ese departamento
porque antes no existía. Y ahora soy miembro del ejecutivo sionista pero
sin cartera, ya hace un año y medio o dos años. Soy además miembro del
ejecutivo nacional del partido Meretz. Pero eso no es trabajo, es
actividad política.
Y estoy de jubilado y full time abuelo. De mis nietos el más joven
cumplió el sábado dos años, el otro cuatro, la que viene siete, después
tengo tres de quince y uno de diecisiete. Tenía cuatro hijos, ahora
tengo tres. Un hijo murió en un accidente de buceo en el año 1991. Un
hijo trabaja en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Hoy en día él
está representando al Ministerio en la comisión que se ocupa de la
familia de los soldados secuestrados por Hezbollah. Estuvo en La Haya
hace poco. Otro hijo es el Director General de la Universidad de los
Mormones en Jerusalén. Él no es mormón, pero es empleado administrativo.
Porque esa universidad no funciona como otras, cada semestre viene un
grupo de cien alumnos, a estudiar sobre el Cercano Oriente. Tengo un
hijo que trabaja en una compañía de Hi-Tech, él y la mujer, y es piloto
reservista. El hijo que murió también era piloto de combate. Somos de
izquierdas todos. Somos gente de paz. Somos sionistas. Somos judíos.
Pero somos también humanistas. Somos personas y somos israelíes.
-¿Piensa volver a Cuba?
-No sé, se está organizando un viaje acá de la gente, mis janijim
[alumnos], los más jóvenes. Aquellos que te conté que cuando vinieron
para Israel se cerró Hashomer Hatzair en Cuba. Y quieren organizar un
grupo para ir de visita. Quizás para principios del año que viene,
porque ahora va a hacer mucho calor. Mira, en Cuba para visitar, la
gente que no sabe… en el verano hace mucho calor, de julio a octubre es
la época de los ciclones y no tiene nada de chiste estar ahí y que te
venga un huracán. Entonces la mejor época comienza desde enero a abril
que es menos húmedo. Y a veces baja la ola de frío desde el norte y
llega también a Cuba.
Por Fabián – Publicado originalmente en el blog La Voz Joven
* Blog del autor: Del arte de cruzar los océanos - Of the Art of Crossing the Oceans
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