Ante tanto pánico e incertidumbre, es bueno encontrar economistas como Miguel Olivera que entienden lo que pasó y pueden trazar un esbozo del mundo futuro. En esta visión posible no se cae el capitalismo ni toman el poder las Asambleas Autoconvocadas, ni vuelven la esclavitud, la servidumbre o la Edad Media.
Resumo abajo esa visión que yo llamo de un capitalismo post-neoliberal; la versión completa acá.
Miguel Olivera también tiene un blog en el mismo barrio (blogspot) que yo.
Extractos de "Un mundo sin maestros", Crítica de la Argentina, 11.10.2008
(...) La poscrisis es un mundo donde hay pocos bancos, son más grandes y están más regulados. Es un mundo donde las inversiones sofisticadas (los derivados) quedan para muy pocos y lejos del alcance del inversor común. (...) Donde los banqueros no son remunerados por la cantidad de hipotecas que colocan sino por la cantidad de hipotecas que cobran. Y donde a las agencias de calificación de riesgo les pagan las cuentas los inversores que compran en lugar de los bancos que venden activos.
Es un mundo en el cual los economistas no discutimos más si el ciclo económico o las crisis han muerto. Queda bien claro que están vivitos y coleando. Y que Keynes tiene más actualidad que nunca, mal que le pese a la sabiduría convencional. Donde Krugman y Roubini son más leídos que los economistas de la City, presos de los intereses creados. Donde a nadie se le ocurre pensar que los bancos centrales son independientes y que la política monetaria tiene que ser aséptica y sólo ocuparse de la tasa de interés. Donde el exceso de endeudamiento y la inflación del precio de las viviendas o las acciones tecnológicas son tan importantes como la inflación del pan. Porque sus consecuencias pueden ser igualmente devastadoras.
Y, sobre todo, es un mundo donde el “genio financiero” es visto menos como genio y más como timba, (...) donde Greenspan no será un maestro sino un defensor de intereses privados que promovió el uso de derivados aun frente a opiniones en contra tan calificadas como Warren Buffet (que las llamó armas de destrucción masiva), George Soros (que se negó a invertir en ellas) o Felix Rohatyn (que las llamó bombas de hidrógeno). (...)
Fue la compra masiva de seguros contra default (una forma de derivados) lo que permitió que hipotecas de baja calidad obtuvieran el sello de alta calidad (grado de inversión) por parte de las calificadoras de riesgo. Pero asegurar hipotecas contra default no es lo mismo que asegurar autos contra robos. Mientras que es altamente improbable que se roben muchos autos al mismo tiempo, es bastante probable que en una recesión muchos se atrasen en el pago de sus hipotecas. Y es imposible que Greenspan, la máxima autoridad monetaria mientras se empolló la crisis, no se hubiera dado cuenta de esto.
Por lo que dure, será un mundo mejor.
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