A primera vista parecen buenas noticias para los que combaten el hambre en el mundo: el alza de los precios de las materias primas, que este año provocó protestas por su traslado al precio de los alimentos, desapareció en medio de las turbulencias financieras globales.(el subrayado es nuestro).
Pero funcionarios de organizaciones humanitarias ahora tienen otro temor: que los donantes olviden que el problema es profundo y dejen de dedicar tiempo y dinero a una emergencia que empeoraría a la luz de la inminente recesión mundial.
Claramente no soluciona el problema, pero que los alimentos bajen de precio es una buena noticia para las masas hambrientas (por supuesto no para los países productores). Nos alegra haberlo dicho antes que Reuters ;o).
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