A la falsa democracia iraní se le cayó la careta

¿Hubo fraude en Irán? No lo sé, pero a esta altura es irrelevante, porque millones y millones de iraníes creen que sí lo hubo y actúan en consecuencia. Eso es lo importante para el análisis político. Sobre todo al haber muertos, el conflicto ya ha pasado a otro nivel y adquirido dinámica propia. Aunque en el peor escenario el régimen continue en el poder, ya todo ha cambiado, y el pueblo ahora sabe que tiene una capacidad de resistencia y organización que desconocía y la volverá a utilizar cuando se dé la oportunidad. Y, lamentablemente, tiene mártires que recordar y vengar y eso no se olvida fácil.

¿Hay democracia en Irán? No.

¿Pero no hay acaso elecciones? Sí, pero eso no alcanza.

Según Popper, para que un gobierno pueda ser calificado de democrático, debe poder ser sacado del poder sin utilizar la violencia. Y el régimen iraní ha demostrado que no admite desafiantes. Ya antes de las elecciones, cualquier persona con dos dedos de frente desconfiaba del hecho de que de más de 450 candidatos, sólo 4 fueron autorizados a competir por el Consejo de los Guardianes de la Revolución (menos del 1%). Por supuesto que ninguna de las 42 candidatas mujeres pasó la mirada fascista de los rottweilers guardianes de los Ayatollahs.

Pero después vino el fraude. Y por cómo reaccionó el régimen teocrático iraní, de democrático no tiene nada:

-No renovaron la visa a los periodistas internacionales y les prohibieron filmar las manifestaciones.
-Cortaron las señales de celular y mensajes de texto.
-Declararon el Estado de Sitio, prohibiendo las reuniones y actos políticos.
-Encarcelaron a cientos de personas que protestaban contra el fraude (prisioneros políticos).
-Ordenaron el arresto de los opositores.
-Reprimieron con motocicletas, cañones de agua, cachiporras, cuchillos, gases lacrimógenos y balas de plomo las protestas: hasta el momento, no menos de 20 muertos y cientos de heridos, incluido un número indeterminado de estudiantes que descansaban en sus dormitorios universitarios.

Aquí pueden ver un video (muy duro, no apto para impresionables) de una manifestante asesinada por el régimen iraní adorado por el piquetero argentino-chavista-iraní Luis D'Elia.

¿Dónde carajo está la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires), dominada por la "izquierda antimperialista" para movilizarse en protesta de esta Noche de los Bastones Largos elevada a la enésima potencia? Si un israelí estornuda sobre un palestino, tiran abajo la embajada de Israel, pero si el régimen iraní reprime y asesina a su propio pueblo y a sus estudiantes a mansalva, se llaman a silencio. Deben estar diciendo "Ahmadinejad es un dictador, pero es nuestro dictador porque se opone a EEUU y a Israel, y los enemigos de mis enemigos son mis amigos".

Mejor ejemplo de este doble rasero antisemita que aplica la "izquierda antimperialista", no hay. Partido Comunista Revolucionario, Partido Obrero, Izquierda Unida, Movimiento Socialista de los Trabajadores, Proyecto Sur, Central de Trabajadores Argentinos (que pegó carteles apoyando y blanqueando la maravillosa "democracia" iraní hace unos años... faltaba que dijeran "los ayatollahs iraníes son Derechos y Humanos"), Federación de Tierra y Vivienda y todos los que se llenan la boca hablando de DDHH y firman Cartas Abiertas pero cierran la boca si el victimario no es judío o yanqui: váyanse a cagar.

Recordemos cómo Luis D'Elia, que declaraba hace un par de años a Radio Mitre:

"Yo no hablo por boca de ganso; hablo porque estuve ahí y vi por mis propios ojos. El gobierno iraní es elegido por el pueblo. Hay oposición y hay debate entre ellos. El lobby comunicacional israelita–norteamericano hace mala prensa" (vía Clarín)

Para terminar, vamos a recordar un poquito quiénes son los Basiji encargados de la guerra sucia en las calles y universidades de Irán:

(...) en la guerra de Irak e Irán el ayatollah Khomeini hizo una extraña compra a Taiwan: 500.000 llaves de plástico, que debían jugar un papel motivador. Resultaba evidente que Saddam Hussein había aprovechado para atacar a su vecino mientras se contorsionaba en el difícil comienzo de la revolución islámica. La desventaja de Irán era enorme y Khomeini decidió compensarla enviando al frente a legiones de niños, muchos de los cuales sólo tenían doce años. Ordenó que a cada uno le colgaran del cuello una llave de plástico, con la que iban a abrir las puertas del paraíso.

Una de las operaciones más crueles que se les asignaron fue limpiar rutas minadas por las tropas de Saddam Hussein. Los niños avanzaban en cerradas formaciones, haciéndolas explotar con sus cuerpos. Después podían ingresar, seguros, los soldados.

El diario semioficial iraní Ettelaat comenta: "En el pasado [es decir, en la guerra contra Irak] teníamos chicos voluntarios de 12 a 17 años. Iban a los campos sembrados con minas. Sus ojos no veían nada. Sus oídos no escuchaban nada. Y luego, un momento después, se veían nubes de polvo. Cuando el polvo sedimentaba, ya no se los distinguía más. Ampliamente desparramados en el campo, quedaban trozos de carne humeante y pedazos de hueso". Estas escenas debían ser corregidas, y el diario asegura a sus lectores: "Antes de entrar en los campos minados los niños se empezaron a envolver con frazadas. Después rodaban sobre la tierra , de modo que las partes de sus cuerpos pudieran conservarse en gran parte juntas luego de la explosión y se las transportara a una tumba".

Estos niños pertenecen a los Basiji Mostazafan (Movilización de los Oprimidos), organización creada por Khomeini y de la que el actual presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, es un distinguido instructor. Los Basiji superan a las escalofriantes Juventudes Hitlerianas por su fanático amor a la muerte. Es una milicia de cientos de miles de voluntarios dispuestos a ir con júbilo hacia su propia destrucción. El Frankfurter Allgemeine publicó la orgullosa entrevista a un veterano iraní de aquella guerra, en la que contaba: "Los niños destruían las minas con sus cuerpos. Era una especie de carrera entusiasta. Incluso sin órdenes de sus comandantes, cada uno quería ser el primero en explotar". (...)

Los Basiji han crecido en forma exponencial e incorporan a gente de más edad también. Ahora son utilizados como fuerzas de choque contra cualquier protesta antigubernamental. Desempeñaron un papel decisivo contra los levantamientos estudiantiles de 1999 y 2003. Mientras que los guardias revolucionarios son soldados adultos y bien entrenados, los Basiji están compuestos por niños de 12 a 17 años y por adultos mayores de 45, muchos de ellos analfabetos y sin preparación militar. Lo único que se les enseña es la gloria del martirio. Cada uno posee una vincha rojo sangre, que exhibe la voluntad de morir. (...) En los tres primeros años de esa guerra que duró ocho, se calcula que 450.000 niños fueron enviados al frente.

(fuente: Pulsión de muerte al desnudo, de Marcos Aguinis)