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La licitación la había largado Ibarra (julio 2005), el Banco Mundial aprobó el crédito de 130 millones de dólares al gobierno porteño (agosto 2006), pero Telerman no adjudicó las obras.
El crédito ya estaba prácticamente caído, y al macrismo le llevó la primera mitad del año levantarlo. Se realizaron numerosas y complejas reuniones técnicas con los especialistas y auditores del Banco Mundial y no fue fácil convencerlos de que esta vez sí, se harían las obras.(fuente: La Política Online, recomiendo toda la nota).
En esa compleja negociación el macrismo contó con un argumento de peso: El enorme obrador ubicado en lo que era Punta Carrasco, en el que ya trabajan más de 100 personas. Allí, en un terreno cercado de más de cuatro hectáreas, puede verse un enorme pozo de 12 metros de diámetros (...) En ese pozo, que deberá alcanzar una profundidad de 50 metros, se sumergirán las dos tuneleras que en febrero o marzo llegarán al país de Canadá. Se trata de dos máquinas inmensas que parecen de ciencia ficción –fabricadas especialmente para esta obra- que como orugas metálicas se sumerge en el suelo y cavan y saca la tierra al tiempo que construyen el túnel en tiempo real. Se suma a estas megamáquinas la excavadora que hará el pozo inicial que ya está en el puerto, y que sólo aguarda el permiso de Aduana para comenzar a trabajar
Pero no es todo. En el obrador incluso se instaló una fábrica que produce los anillos que sostendrán los futuros canales aliviadores. “Cuando los del Banco Mundial vieron todo ese movimiento, entendieron que la obra esta vez sí iba en serio”, afirmó un funcionario macrista.
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